Евгений Онегин ~ Aleksandr S. Pushkin
Traductor ~ Mijail Chílikov
Cátedra: Letras universales ~ 2009
Tapa blanda ~ pp. 560
ISBN: 978-84-376-1823-4
"Eugenio Oneguin", novela en verso, es una de las obras fundamentales de Pushkin y una de las novelas rusas más relevantes del siglo XIX. El personaje de Oneguin encierra una dualidad en la concepción del mundo. Aunque hostil al "gran mundo", está a la vez inscrito e inmerso en él. Su individualismo tendente al escepticismo se convierte en la indiferencia de quien no tiene ningún objetivo ante la vida.
Opinión
Estamos ante una de las pocas novelas escritas en verso y verdaderamente es muy original. Obra ambientada en la última etapa del mandato de Catalina la Grande. "Eugenio Oneguin" representa sobre todo una sátira social de la Rusia zarista de dicha época.
La historia de un individualista aristócrata de la nobleza de San Petersburgo, que ha perdido el placer por la vida llena de vicios y caprichos materiales. Oneguin es un dandi ruso que estaba casi arruinado por culpa de las deudas de su fallecido padre, por suerte, recibe como herencia una gran mansión en el rural por parte de un tío. Al trasladarse al campo hace “amistad” con un ‘poeta’ llamado Vladímir Lensky, él es lo opuesto a Eugenio, idealista y apasionado por la vida saludable y el amor a la cultura, está comprometido con Olga Larina, por ello invita constantemente a Oneguin a la casa de su prometida. Un día Oneguin acepta ir a visitarlo a su casa y va a cenar con la familia Larina. A partir de aquí, se contará una de las historias más tristes de la literatura rusa.
Superstición rusa en un sueño de Tatiana. |
Oneguin conoce a la soñadora y dulce Tatiana, la hermana de Olga, una joven noble de provincia, espíritu rebelde, amante de la lectura y de las supersticiones, del saber, de la soledad y el recuerdo, y del amor puro sin convicciones morales. No posee el perfil de la mujer de la época que sólo quieren un buen matrimonio, ella va más allá del interés material. Quiere algo más allá de lo establecido, amar y ser amada; pero con el tiempo, la vida se encargaría de demostrarle que su ideal no puede ser realizado originando en ella el dolor de la vida, el propio desengaño de no ver su ideal realizado. Se enamora de Oneguin y le envía una carta preciosa de lo que siente y él la rechaza queriéndola en el fondo de su corazón. Oneguin se enfada con Lensky por un motivo que les llevará a batirse en duelo, por lo cual huye del campo. Aquí, hay una segunda parte llena de mucha congoja y de querer conseguir, rehacer o morir.
Oneguin es una mezcla de perfiles, no hay un ‘verdadero Oneguin’. Es el claro ejemplo de modelo de antihéroe, un hombre superfluo, dotado de talento pero dominado por el existencialismo, es inconformista pero se deja consumir en el hastío y la impotencia de querer y no poder. Posee cierto nihilismo en sus pensares, a veces se colapsa en la realidad de su propia vida. También le escribe una carta realmente emotiva a Tatiana. Las dos cartas son el enigma de la novela, son increíblemente hermosas pero dolorosas por cómo termina la historia.
Pintura de Lidia Timoshenko |
Esta novela está cargada de simbolismo romántico, se contemplan paisajes lúgubres, personajes fustrados, la descripción de las casas, los bosques, el agua…, ante todo, estamos ante una gran ‘tragedia griega’, un duelo de amor ante la batalla perdida de los sueños, de ver algo más allá del ser humano, de lo que se siente y no se acontece, de encerrarse mentalmente hacia el interior de nuestras ‘almas’, de ese querer y no poder. El amor como enfermedad.
Podemos apreciar un panteísmo egocéntrico.
“El cielo resplandece en su color azul, y los bosques, todavía transparentes, parecen fabricar su manto de verde plumaje con el que cubrirse. (…). Los valles, que comienzan ya a secarse, se llenan de oscuras manchas; los juguetones rebaños mugen en sus correrías, y el ruiseñor rompe, con sus trinos, el silencio de la noche. ¡Qué hermosa la primavera, y cuánto me entristece su llegada! ¡Ah, la primavera, la estación del amor! Tú despiertas en mi alma, en mi sangre, una triste alegría. En mi rústica soledad, me regocijo ante esta brisa primaveral, y sin embargo, al mismo tiempo, cuando veo que todo empieza a cobrar nueva vida, que todo empieza a gozar, siento en mi alma, que parece ya muerta y ante la que todo adquiere apagados tonos, un terrible malestar, un tedio indescriptible.”
Pushkin está omnipresente como narrador que no sólo narra, sino que opina e incluso acaba tejiendo la realidad del personaje con su propia realidad. Hay una abundancia de dicotomías paradojales: la relación de amor/odio tanto con el rural como con la ciudad, el amor vivido exaltado del romanticismo y el desencanto por la vida.
La publicación de Catedra: Letras universales es maravillosa. Hay muchísimas notas a pie de página con muchas anécdotas y anotaciones respecto a cierto vocabulario ruso o de otros idiomas de la novela, sobre costumbres de la época y la biografía de otros personajes de la sociedad rusa o artistas literarios que aparecen citados durante la historia.
Y para quien le interese: Martha Fiennes rodó una adaptación cinematográfica de Eugenio Oneguin con su hermano Ralph y Liv Tyler como protagonistas, pero no logró superar la fuerza de la obra escrita. También podemos disfrutar de la ópera de Tchaikovsky.
Precioso vídeo tributo de la película.
Interesante estudio sobre la adaptación cinematográfica de la novela por los catedráticos, Ricard San Vicent e Ivan Garcia de la Universidad de Barcelona.
Precioso vídeo tributo de la película.
Interesante estudio sobre la adaptación cinematográfica de la novela por los catedráticos, Ricard San Vicent e Ivan Garcia de la Universidad de Barcelona.
“Eugenio Oneguin” es una historia trágica que nos cuenta de un amor poco maduro que no llega a crecer en algo más sublime y que no llega a ser apreciado por Oneguin. Cuando se da cuenta de que la ha dejado escapar… ¿será tarde?
Puntuación
Una reseña estupenda. Este es uno de los que tengo pendientes, pero no te quepa duda que lo disfrutaré, solo que durante las vacaciones, que es el tiempo que guardo para estas lecturas
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias.
EliminarLa recomiendo 100% Es algo diferente por estar escrita en verso. Lo importante es el trasfondo, la historia y sus protagonistas. Es realmente hermosa, romanticismo 'lúgubre'.
Saludos solares. Muacka.
Deseo leerlo, porque hay un ballet inspitado en la obra y conocia la palabra "Onegin" por el ballet.
ResponderEliminarSí, exacto. Me había olvidado ^_^ También han 'retratado' esta novela en la pintura. Es excepcional. Es una historia que te estremecerá en todos los sentidos. Un saludo.
EliminarLa verdad es que pinta genial, no lo conocia y directo a mi lista de pendientes xD
ResponderEliminarBesos, me quedo por tu blog! ;)
Sí, es inmenso :-)
EliminarMuchas gracias. Muacka.
La película se me hizo lentísima, pero el libro, visto además el entusiasmo que derrochas, s me apetece...
ResponderEliminarBesines,
Sí, la película es muy lenta :D No obstante, es buena en cuanto a la interpretación en cada movimiento, los silencios, el paisajismo, la atmósfera de los escenarios, la fotografía... En general, es fiel a la novela pero no me gusta del todo como cinta. Eugenio Oneguin es un ser un tanto especial. A veces, puede llegar a resultar 'aburrido' de lo negativo que es xD
EliminarNo le gustará a todo el mundo por ser una novela en verso. En mi caso, me encanta por ser una gran 'tragedia griega' y Pushkin interactúa con el lector. ¡¡Fascina!! ^^
Besugos :**
Casualmente vi la película, obviamente desconozco la plenitud que expones del libro. No obstante, reconozco que la película - dicen lenta - me cautivó... Si el personaje es apático (Onegin), es difícil que te plasmen una película más rápida. He disfrutado del personaje (no es para todos los gustos) y de su compleja relación, tanto con el amigo (que mata a su pesar), como con la mujer que amándola, o atrayéndole, renuncia a ella. Esa apatía, esa renuncia a sí mismo, es lo que convierte la película en poética.. El final, para una ópera, sí.. y sucede que, cuando ya no hay solución, añores lo perdido... Muy normal en el ser humano
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